Y ya van cinco meses desde que pusimos punto y final a nuestra historia.

Todo fue tan intenso que lo recuerdo como si hubieran pasado años. Sin embargo, te sigo pensando más veces de las que quiero y te sigo buscando entre la gente aunque preferiría no verte hasta que pase el tiempo y todo se haya calmado.

Son complicados mis sentimientos hacía ti. Al principio recuerdo momentos juntos, bonitos, felices… pero luego llega el pensamiento de que al final de todo no me sentía libre, llegan las mentiras, las desilusiones, los enfados, los celos, las inseguridades que tenías y ganan la batalla. A pesar de todo, me has ayudado a aprender muchas más cosas de las que crees. Entre ellas que hay un límite de intentos en las relaciones, si lo hubiéramos sabido, nos hubiéramos ahorrado muchos daños de los que nos llegamos a hacer. En segundo lugar, nada ni nadie podrá cortarme las alas por miedo a perder a esa persona que no me deja volar en la libertad donde me conoció. Y por último, que la vida sigue sin ti porque ahora yo me quiero como nunca antes lo había hecho.

No te reprocho los últimos meses juntos en los que ya no me quedaban ilusiones, risas, ganas… porque volví a reír, a bailar, a salir, a sentirme yo sin la necesidad de hacerlo con nadie. No voy a negarte que han pasado otros, pero a ninguno les dejo pasar tan adentro, supongo que es cuestión de tiempo.

Por todo ello, no me arrepiento de nada, ya no me quedan rencores dentro, tan solo el cariño por todo lo que fuimos juntos y por lo que soñábamos construir.Espero algún día volver a coincidir en el sitio menos esperado después de mucho tiempo, cuando todo sea menos reciente y me cuentes que cumpliste los sueños que tanto querías cumplir conmigo, que eres feliz con tu vida, que te has vuelto a enamorar y que pronuncias mi nombre con cariño, como si un día no hubiera dolido.

Que pena que nunca supieras el verdadero significado de aquellas dos palabras que tanto me decías. Dos palabras tan simples y con tanto valor. Que pena que nunca maduraras, creyéndote el protagonista de esta historia y a la que en realidad nunca formaste parte, más bien acudías de espectador.

Yo, que siempre estaba en tus idas y venidas. Yo, que me preocupaba, te apoyaba y hasta intenté formar parte de ti, mientras tú estabas muerto de miedo tan muerto que no disfrutaste. Y yo sabía que eras un cobarde porque aunque nunca fuiste capaz de aceptar la verdad, tus ojos te delataban. 

No me malinterpretes, no te guardo rencor, simplemente me da pena que ahora ni siquiera nos hablemos y de lo único que seas capaz es de mirarme de lejos, porque como bien sabes, tus ojos te delatarían si me miraras de cerca, tan cerca que tendrías que inventarte cualquier excusa para justificar las lágrimas.

Creamos la revolución en tu cama y ahora me paso las noches observándote. No sabes lo bien que te sienta estar a mi lado. He dibujado nuestra historia en tu espalda mientras dormías, espero que no te importe y por favor no te estreses al intentar darle sentido, simplemente es arte. Arte abstracto. Difícil de entender, como de entenderme, como de entenderte, como de entendernos. 

El tiempo ha querido jugar con nosotros y su mejor estrategia es pararse cuando no te veo y acelerarse cuando estás conmigo. Tendremos que pensar como ganarle este juego sin volvernos locos.

Anoche dibujaste la palabra «amor» en mis pechos pero creo que te equivocaste, era Roma, amor, Roma porque ahora no encuentro la manera de salir de ti.

Nos gusta complicarnos la vida, nos gusta lo difícil y aún sabiéndolo nos parece bonito. Somos así y no nos entendemos ni nosotros mismos. Lo fácil nos aburre, nos gustan los retos, pero cuando vemos que es un reto inalcanzable lo dejamos apartado. Nos encanta lo diferente y nos aburren las rutinas. Optamos por los ideales inalcanzables solo cuando nos encanta su finalidad, aunque muchas veces son solo eso, inalcanzables.

Bailamos bajo la lluvia, solo y cuando sea uno de los mejores días, porque si no lo es, maldices todo lo que encuentras. Cantamos mal en la ducha y en todos los sitios donde se te ocurre cantar, seamos sinceros, pero aún así cantas sin importar nada ni nadie. Lloramos riendo y reímos llorando. Compramos ropa interior bonita, esperando que alguien nos la quite. Nos bañamos de perfume para que esa persona recuerde tu olor cuando no estés. Buscamos algo o quizás alguien constantemente y cuando menos te lo esperas aparece.

Definimos a la persona que te gusta como aquello que no tienes, pero que no quieres perder ni que sea de nadie más. Vivimos en un mundo irónico donde nos concienciamos de creer que lo mejor está por venir cuando algo no te sale bien o quizás debería decir, cuando algo no te sale como querrías que te saliera. Que hasta a los que buscamos el equilibrio en nuestra vida, nos gusta temblar de vez en cuando, simplemente por darle vida a la vida.

Sabemos que lo fácil nunca es bueno y que lo bueno, nunca es fácil, pero somos nosotros los que complicamos las cosas más sencillas. Que somos perfeccionistas en lo que nos interesa, sabiendo que no existe la perfección y que no siempre lo «perfecto» es lo más apropiado. Que queremos calor cuando hace frío y viceversa. Que se supone que nadie se cansa de lo que le gusta, pero no siempre es así. Hagamos q no sea solo un suponer, hagámoslo creíble o aún mejor, hagámoslo real. Seamos realistas, porque nacimos para ser reales, no perfectos.

Hace unos días hablando con mi amigo me dijo que él siempre piensa en negativo y así si le pasa algo malo por lo menos ya lo tiene más o menos asimilado, pero yo en cambio, siempre pienso en positivo aunque realmente sepa que no, yo siempre tengo un SÍ pase lo que pase porque para mí lo último que se pierde es la esperanza y si se pierde, se vuelve a buscar. Claro está que ser negativo o positivo tiene su lado bueno y su lado malo. Que irónico.

También hay gente que cree que si piensas en negativo te trae malas vibraciones y ahí es cuando aparece la ley de Murphy. O gente que cree en los rituales, amuletos y blablabla. Cada uno piensa y cree en sus propias creencias y me llamó mucho la curiosidad que me dijera que cuando le pasa muchas cosas buenas algo malo viene de camino y entonces me paré a pensar si eso era cierto o no, llamémoslo rachas. A todo el mundo le ha venido una buena racha de que todo te salga bien, incluso casi perfecto, la suerte esta a tu favor hasta que el lado de la balanza donde está acumulada toda esa buena suerte se rompe y se acaba la racha con algo que no querías que pasara y lo etiquetas como algo malo, por ejemplo cuando estas jugando al parchís y te toca dos seis seguidos, eso es la racha buena pero recuerda que tienes que volver a tirar el dado y si te toca otro seis es cuando tu mala suerte aparece o por el contrario también puedes tener una mala racha y milagrosamente aparece una buenísima noticia que te hace creer que todavía tienes suerte a tu favor. Y claro, ahora analizando todo esto, por muy paranoico que sea creo que mi amigo tiene razón de alguna forma, porque puede que las rachas existan pero también tengo que decir que si a mí me saliese tres seis seguidos yo siempre tendría la suficiente esperanza de poder ganar porque nada es imposible y al fin y al cabo, soy positiva y lo último que se pierde es la esperanza ¿no?

 

Quizás me esté equivocando, quizás no seas tú. Quizás el indicado se me vaya de las manos por estar besando tus labios. Por hacernos creer que eres tú quien de verdad debería formar parte de mí. Quizás cada vez que pasa el indicado comienzas a besar cada uno de mis rasgos y al hacer esto haces que cierre los ojos y no pueda ver al indicado que quizás esté pasando por delante mía.

Pero si no eres tú, ¿quién debe de ser?

Que no quiero otros labios que no sean los tuyos. Que no quiero otros ojos en los que al verte me refleje yo. Que no quiero ver otra sonrisa tan perfecta como la tuya. Que no quiero otras manos que se enreden con las mías. Que no quiero otra espalda en la cual clave mis uñas. Que no quiero otra piel a la que acaricie y le haga cosquillas. Que no quiero otro cuello al que le regale mis besos y se te erice la piel. Que no quiero al indicado, te quiero a ti. 

Y sé que no eres el chico más perfecto del mundo, tampoco lo quiero. Pero eres el que me quita el sueño, el que se apodera de mi mente y te prefiero a ti en tus días malos que al resto en sus buenos porque creo que ya casi es hora de que te dedique mi insomnio. Que sea tus «sí» en las margaritas, tus desvelos por la noche, tu locura por el día, tu cuarta hoja de tu trébol, tu motivo de sonrisa, tu fragancia cada mañana y tu miedo si te falto. Prometo visitar tus recuerdos y crear mil más. Prometo despertarte cada mañana con besos y hacer el amor por la noche. Prometo amar tus imperfecciones. Prometo contar cada lunar de tu piel hasta que me los sepa de memoria. Prometo susurrarte, decirte y gritarte que te quiero. Prometo reír contigo a carcajadas y si no lo haces te haré reír yo, todo con tal de ver tu bonita sonrisa. Prometo estar en todos los buenos momentos y aún más en los malos. Prometo ir siempre de tu mano a cualquier lugar, da igual donde sea. Prometo quererte y si alguna vez me cruzo con el indicado le diré que busque en otra parte y que vea lo bonito que es equivocarse.

Y entonces te das cuenta de que ya no hay vuelta atrás, estas metida en tu propia trampa y no puedes salir de ella. Que aquí quien maneja es el corazón, por mucho que la cabeza intente mantener el cargo de todo. Que no puedes dar un paso atrás porque es casi tan arriesgado como seguir avanzando. O peor aún, quedarte parada sin hacer nada. 

Estoy hablando de un amor complicado por llamarlo así, tal vez alguno de vosotros haya pasado por esto o quizás sea yo la única rara.

Hace poco vi una película en la que me vi reflejada a la perfección. Trataba de un chico y una chica que ya se conocían de vista, pero por casualidades de la vida un día comienzan a ser amigos, con el paso del tiempo llegan a ser mejores amigos, hasta llegar a tal punto en el cual se terminan enamorando, pero ninguno de los dos se atreve a decirle nada al otro por miedo a que su amistad acabe. Hasta que un día se besaron y al final terminan siendo novios, todo muy bonito y bla, bla, bla.

Pues así es mi vida en estos momentos, se puede decir oficialmente que estoy enamorada de mi mejor amigo y él también de mí. Sí, lo sé, es una locura pero esto no acaba todavía. La cosa es que las otras noches, en una fiesta nos quedamos solos en una terraza y nos confesamos lo que sentíamos y que él al igual que yo, también tiene miedo a que nuestra amistad termine por una simple atracción. Entonces después de hablarlo un rato le pregunté que qué pasaría si nos besáramos, ¿seguiría todo igual? Y lo que me contestó fue que si no lo intentábamos nunca lo sabríamos, que podríamos quedarnos con las ganas o lo que es peor, arrepentirnos por no haberlo intentado. Entonces me besó y me susurró al oído un «Te quiero». Fue el te quiero más sincero que me habían dicho. Necesitaba escucharlo y él necesitaba decírmelo. Se me paró el corazón y me dibujo una sonrisa. En ese momento comprendí que todas las noches dándole vueltas a la cabeza, pensando y pensando en qué pasaría si nos besáramos algún día por fin habían acabado. Comprendí el te quiero. Comprendí que si no haces lo que deseas en ese momento, te arrepentirás toda una vida. Comprendí que él era el único al que de verdad quería. Comprendí que nada es imposible y sobre todo, comprendí que el destino quería que ocurriera y no éramos nadie para impedirlo. 

Habíamos soñado con ese momento millones de noches y otras mil preguntándonos qué pensaría el otro. Me sentí la chica más feliz del mundo y entendí de verdad el significado de un amor con el que llevas soñando desde hace unos años. Pero todavía pienso y mi cabeza comienza a recordar todos los momentos junto a él. Y es que, no somos una pareja, ni tampoco un lío, tan solo somos mejores amigos o tal vez, mejores amigos y un poquito más. No sé, no sé qué somos en estos momentos y creo que tampoco quiero saberlo. Tan solo quiero disfrutar de su amistad y si vuelve a ocurrir y nuestros labios se vuelven a encontrar poder disfrutarlo, poder ser dos en uno, poder ser feliz, poder ser yo misma, sabiendo que me quiere tal y como soy y poder devolverle ese «te quiero» que esa noche me regaló.

 

Te das cuenta de que ya ha llegado, está por fin presente y al saberlo te sientes libre, con ganas de salir y comerte el mundo. Sabes que ha llegado porque simplemente se huele a él. Se huele a VERANO. Puedes saborear el sol y el mar. Puedes oler las calles que contienen la sal del mar. Que mires tu reloj y veas pasar el tiempo pero con la gente que de verdad te gusta estar. Recorrer las calles sin rumbo, de tostarte al sol, de quedar con tus amigos con unas cervezas en la mano. 

 

De oír las voces en la plaza y escuchar carcajadas y gente feliz. De caminar libre con un vestido al viento o con un pantalón corto.De quedarte hasta las tantas en la calle hablando con tus amigos y recordando momentos, de jugar en la plaza, en el parque, en la piscina y en la playa, de juegos callejeros, de jugar a las cartas, de juegos de mesas, de simplemente aprovechar cada momento.

 

Que al levantarte el sol atraviese tu ventana y te despiertes con alguna idea de lo que harás hoy. De conocer gente nueva, gente que llega a veranear, de encuentros y reencuentros imprevistos. De tardes de helado y noches de fiestas y poco sueño.

De días de playa en los que tomas el sol y cuando no aguantes más la calor tengas que darte un buen baño, de hacer una merienda entre las rocas, de jugar a las palas y con un balón, de tirarte en la arena, de enterrarte en ella, de dar un paseo por la orilla, de tirarte al agua desde las rocas, de montarte en un barco y navegar por el mar.

 

De quedar con tus amigos simplemente para hacer el tonto, para reír juntos, para recordar las vivencias del invierno y compartir sonrisas. Para pasar un rato bueno, sin preocupaciones y si las hay, sabes que puedes contar con ellos. De vivir momentos y comentarlos cuando haya acabado este maravilloso verano.

De líos, de desamores, de amores de verano que vienen y se van. Que nos dejan cuerda y parece que el verano acaba más rápido de lo que imaginabas y toca despedirte de él o de ella y sabiendo que este será el único verano a su lado porque los amores de verano son eso, solo en verano y normalmente solo ese verano.

 

Y es que lo que sucede en un verano no se suele repetir al siguiente verano. Cada verano tiene su propia historia, así que:  ¡QUE EMPIECE NUESTRA HISTORIA PORQUE YA HUELE A VERANO!

 

 

Deciros que últimamente no he podido estar por aquí el tiempo que me hubiese gustado, he tenido problemas y he estado ocupada pero al fin estoy de vuelta. Tenía muchas ganas de volver a compartir con vosotros y que vosotros lo hagáis conmigo. También deciros que no cerraré en verano, estaré aquí y con muchísimas ganas. Creo que estoy en deuda con vosotros y en mi último post dije que me iba de camping para despejarme y tal, pues bien, aprovecho para contaros.

El camping fue lo mejor que he podido hacer, me despejé de todo, apagué el móvil y no lo volví a coger hasta que me fui de allí. Al llegar, montamos nuestras tiendas de campaña y fuimos a una playa que había cerca de allí, por la noche hicimos juegos nocturnos y bueno, a la hora de dormir se suponía que mis amigas y yo íbamos a dormir cada una con quien teníamos planeado, pero no fue así, cada una se durmió en la primera tienda de campaña que vio, yo por ejemplo dormí junto a mi mejor amigo. Por la mañana salimos y vimos el amanecer y para hacer un poco la gracia fuimos por las tiendas de campaña a despertar a la gente con música muy alta, pasamos el día jugando a juegos que tenían allí una organización para actividades de campings y estuvimos hablando sobre nosotros. Al día siguiente fuimos a hacer senderismo y volvimos temprano para recoger todo y volver a casa. Fue maravilloso, espero volver el año que viene y si es posible con las mismas personas. Cuando llegué a casa encendí el móvil y de repente todo cambió. El chico al que estaba conociendo dejó de hablarme sin ninguna explicación y el otro chico al que aun sentía algo por él y el que me habló para decirme que tenia que hablar conmigo cuando nos veamos, me habló, sí, me volvió a hablar para decirme que este sería su último verano aquí en el sur, que se iba a Madrid a continuar allí su carrera y que me hablaba para acabar bien las cosas, sin rencores y con buen sabor de boca. Como veis todo cambió ese día y si os digo la verdad me alegró que comience una nueva experiencia en Madrid aunque en parte también me da tristeza el no saber que estará aquí. Y sobre el otro chico, ni si quiera se merece que le hable para exigirle alguna explicación. Si él no tiene interés, ¿por qué iba a tenerlo yo? La verdad es que ahora me siento libre y con muchísimas ganas de disfrutar de este verano.

 

Y vuelvo a estar confundida, vuelves a dejar todo patas arriba y no entiendo aún el por qué.
Anoche se encendió la lucecita de mi móvil, esa que te informa de que te han hablado y efectivamente, eras tú. No me esperaba ningún mensaje tuyo, ni si quiera que te acordaras de mí después de estos cuatro meses. Me resultó extraño y al mismo tiempo me delataba una sonrisa que invadía mi cara de felicidad. Sí, de felicidad. No lo creía y aún sigo sin creerlo. Saltaba de alegría como si fuera un niña chica a la que le acaban de dar una piruleta. Y una lágrima calló de mis ojos, deslizándose por mi mejilla hasta llegar a mi boca. Estaba salada y llena de ilusión. Me alegra saber que todavía piensas en mí de vez en cuando y que de alguna forma sigo siendo importante para ti.

«Tengo que hablar contigo cuando nos veamos.»

Y eso fue lo único que me dijo, dejándome con toda la intriga del mundo y sin darme si quiera alguna pista, algo que yo pueda relacionar y pensar qué quiere decirme cuando nos veamos. Una frase que no paro de darle vueltas. Y por más que le doy vueltas a ese mensaje siempre llego a las mismas conclusiones.

Podría decirme la opción que más temo, a la que más le tengo miedo, que en parte me parece bien porque mejor que como estamos ahora es. Pero no puedo, de verdad que no, por más que lo asimile es duro y aunque ya te tengo por perdido es como si te volviera a perder, por así decirlo, y esa opción es que se acabó, que me tiene cariño, que no quiere estar así de mal, que me quiere pero que solo como amigos, que no le demos más vueltas, que la distancia ahora mismo hace mucho, que él está bien con ella y que yo también debo de estar bien con su amigo, que nos llevemos bien, sin rencores y así no sentirnos incómodos cada vez que se crucen nuestras miradas.
Pero claro, también está la opción de que me diga que me echa de menos, que no puede olvidarme y que empecemos de cero. Que no soporta verme con otro. Que basta ya de hacernos daño. Que volvamos.
Pero no sé, esta opción la veo demasiado bonita como para que se haga realidad, aunque no la descarto, puesto que soy muy positiva y lo último que se pierde es la esperanza.
Pero también tiene su lado negativo porque ahora mismo estoy muy bien con su amigo y no es plan de mandarlo todo a la mierda.

Y ya veis, que no sé si podéis entenderme, porque no me llego a entender ni yo misma. Tengo un caos enorme que no logro ponerlo en su sitio, ponerlo en orden.
Mañana me voy tres días con mis amigas de camping y espero desconectar de este caos, olvidarme de todo y no echar de menos nada, pero quién sabe, lo mismo la distancia que nos separará me hace pensar más en ello y hacer que el caos se multiplique por mil.

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